Un pequeño homenaje a ti, tío Gregorio. Seguirás presente en mí y en la historia de nuestro pueblo.

Fui concebida por una pareja de enamorados casi un año después que se nos arrebató la libertad y acalló a la voz del pueblo la dictadura, concebida cuando los silbidos de las balas tintineaban  por entre la cabeza de mi padre que corría velozmente a casa por la línea férrea por un maldito toque de queda que obligaba correr a prisa.
A lo lejos una puerta abierta lo esperaba y detrás de ella al verlo llegar los retos enérgicos de sus hermanos Gregorio y Miguel.
Gregorio, mi tío, ese tío que me esperaba impacientemente , pues yo era la luz y la continuidad de la vida en este infierno que vivía en ese entonces nuestro Chile.
Infierno que le arrebató a él la vida un 15 de agosto de 1974, justo 16 días antes que yo naciera. Sí, nací gracias a un dictador y a sus asesinos, no como todos esperan, habían sin duda sentimientos encontrados, si bien es cierto Dios había regalado una nueva vida a la familia, todos estaban sumergidos en la angustia, la tristeza y la desesperanza por no saber que habían hecho con él hombres despiadados que no le permitieron pensar diferente y cobardemente lo desaparecieron.
Tío amado, crecí sin poder abrazarte, sin conocerte físicamente, pero te siento desde siempre, te vi cada día de mi vida, en los ojos de mi abuela que murió reflejando en ellos su tristeza por haberte perdido, crecí escuchando de mi padre que ha mantenido tu recuerdo, no solo en mi  sino que también mis hermanos, en cada anécdota vivida en su niñez contigo, en la confianza, que tú,  siendo su hermano mayor depositaste  en él, en cada lucha incansable por ser un hombre justo y respetuoso de los ideales propios y el de los demás, crecí junto a un tío Miguel, que me vio crecer guardando su tristeza, sosteniendo a una madre destruida, guardando siempre su propia pena para darle fuerza a una familia que lo necesitaba y crecí con un abuelo, que mantuvo su silencio y asi mismo su dolor por temor a perder a sus otros hijos.
Hoy ya son 48 años de tu partida, 48 años ya de mi vida, siempre he crecido con la certeza que en los últimos minutos de tu vida estuve en tu mente y en tu corazón porque se que me esperabas, me esperabas como yo, mi padre, mis hermanos, mis tíos, mis hijos,  mis primos, esperamos  conocer algún día la verdad y por sobre todo,  como esperamos que se haga justicia, sabemos que no te devolverán la vida, pero queremos terminar de vivir la nuestra en honor a tu partida y para que tu muerte no sea en vano, buscando incansablemente esa verdad y esa justicia.
Por mi parte, seguiré recordándote como lo que fuiste ” Un hombre que luchó por  sus ideales” y prometo también, seguir manteniéndote en el recuerdo de mis tres hijos que aún sin haberte conocido te admiran y enseñarle a mi pequeña nieta y mi pequeño nieto el verdadero sentido de la libertad por la que tu luchaste , que valga la pena tu muerte, cada vez que nuestra descendencia luche por la libertad, la igualdad, los derechos de cada ser humano independiente de su raza, credo o color político, que ellos y las nuevas generaciones puedan algún día abrir esas grandes alamedas y conozcan a un Chile libre y justo, ese que a ti te costó la vida.

Claudia Gaete Ramirez